Con capacidad máxima de 35 personas y unas vistas excepcionales hacia los Mallos de Riglos, decorado con muebles decapados en blanco estilo francés, vigas de madera de nogal recuperadas, paredes, arcos y hogar de piedra, se convierte en un espacio acogedor e íntimo que seduce por su esmerada vajilla y lencería de gran calidad y con una cocina repleta de pequeños detalles para degustar auténticas exquisiteces con los más ricos productos que nos ofrece la tierra de la ribera del río Gállego. Con mesas redondas en su mayoría que ofrecen mayor recogimiento entre sus comensales, mientras se disfrutan las vistas a los Mallos de Riglos.